Expresiones

Ledicia Costas explora la caza de brujas en su más reciente novela

En la novela Piel de cordero, la autora se adentra en la injusta persecución y ejecución de mujeres en España a manos de la Inquisición

Juan Carlos Talavera |
Costas recuerda que en su niñez había una bruja que daba consulta al lado de su casa. Foto: Cortesía Haydée Valencia
Costas recuerda que en su niñez había una bruja que daba consulta al lado de su casa. Foto: Cortesía Haydée Valencia
Suscríbete a nuestro boletín

Recibe las últimas noticias y mantente siempre informado

Correo electrónico
Enviar

La narradora española Ledicia Costas (Vigo, 1979) recuerda que, en su infancia, en Galicia, que muchos la consideran tierra de brujas o “Terra de meigas”, tuvo su primer o con el tema de las brujas, que recién ha llevado a la literatura en Piel de cordero, su más reciente novela, para explorar la manera como muchas mujeres fueron perseguidas y ejecutadas de manera injusta por la Inquisición.

Había una bruja que daba consulta al lado de mi casa, cuando yo era niña, así que veía las personas que acudían a la consulta y, la verdad, siempre despertó mi curiosidad. En especial, tengo un recuerdo grabado, de manera poderosa, cuando una fila de mujeres pasaba gritando por el sendero que llevaba a la casa de la bruja y entonces le pregunté a mi abuela: ‘¿Por qué gritan?, ¿qué les pasa?’.

Yo tendría seis años y mi abuela contestó: ‘No te preocupes, están poseídas, pero ahora llegan junto a la bruja y les quita el espíritu para que se arregle todo. Y, efectivamente, cuando regresaban aquellas mujeres volvían tranquilísimas. Claro, esto no quiere decir que ellas tuvieran un espíritu dentro, pero sí que se liberaban de alguna manera en aquella consulta”, expresa la autora de libros como Infamia y Golpes de luz .

Lo más curioso es que aquella mujer regenteaba un bar en la trastienda del negocio para ocultar su práctica, pese a lo cual acudía gente de todas partes, dado que era una mujer de mucho prestigio, y esto provocó innumerables historias sobre ella y el más allá, los espíritus y las ánimas.

Todo esto fue el sustrato que Costas ocupó, desde el terreno del escepticismo, aquel universo, conectado por su gusto con el relato gótico, lo sobrenatural y las historias de terror, para dar forma a la bruja Catalina, nieta de una bruja sometida al tormento de la Inquisición, y Lola, una mujer escéptica del siglo XXI, quienes se conectan en este relato de dos tiempos para hablar de esos temas que conectan a las mujeres del pasado con las del presente.

En su libro, explica Costas, le interesó hablar de la Inquisición, “porque me impresionó abrir esa puerta y observar cómo durante aquel tiempo las mujeres que eran señaladas como brujas, a veces por cuestiones tan fortuitas como nacer con el pelo de color naranja, sufrían la persecución y el oprobio, lo cual supuso el exterminio de un número incuantificable de mujeres en toda Europa y otras latitudes”, acepta.

Sin embargo, al mismo tiempo, esas mujeres que eran perseguidas “eran depositarias de saberes ancestrales en un momento en el que a la ciencia aún le faltaba muchísimo por avanzar y, entonces, ellas pues casi funcionaban como un puente entre fuerzas o mundos desconocidos”, concluye.

Saberes ancestrales: Las mujeres perseguidas por la Inquisición eran depositarias de saberes ancestrales en un momento en el que a la ciencia aún le faltaba muchísimo por avanzar.

 

TE RECOMENDAMOS: Presentan libro que une instantes de vida y muerte en Veracruz

cva

 

Te recomendamos

Tags

Comparte en Redes Sociales